martes, 3 de enero de 2012

Aparece muerto en un cajero de San Agustín otro indigente de 50 años

Enrique Faulín Díez nació en Palencia, aunque llevaba muchos años en Burgos y tenía su salud muy deteriorada por la calle y el alcohol
La calle se ha cobrado su segunda víctima en una semana. Enrique Faulín Díez, de 50 años, fue encontrado ayer sin vida en el interior de un cajero automático de la calle Madrid, justo enfrente de la plaza de San Agustín, en el que solía pernoctar de vez en cuando. La indigencia, el frío y el grave deterioro de su salud física como consecuencia también de un cuadro de adicción al alcohol fueron un cóctel letal para la víctima. Un caso muy similar al de Adelardo Carazo Andrés, nacido en Santo Domingo de Silos hace 47 años, que pereció durante la madrugada del martes pasado mientras dormía en un banco del Espoloncillo.
El Servicio de Emergencias 112 Castilla y León recibió el aviso a las 8 y 10 minutos de la mañana ayer, antes de que la oficina del BBVA abriese al público. Aunque Sacyl movilizó a una UVI móvil, su equipo médico solo pudo confirmar el fallecimiento de este hombre, que recaló en Burgos hace muchos años procedente de su Palencia natal. Funeraria San José  levantó poco antes de las 10 de la mañana el cadáver, que fue conducido al Instituto de Medicina Legal para la autopsia.
Efectivos del Cuerpo Nacional de Policía precintaron el acceso al cajero, al hallar restos de sangre y orín en el suelo. La víctima presentaba un golpe en la cabeza, aunque todo apunta a que se lo produjo en una caída bien accidental o bien como consecuencia de algún problema físico. La autopsia descartó otro tipo de lesiones. En este caso, la Brigada de Policía Judicial Comisaría contó con la ayuda extra de las grabaciones de seguridad de la entidad bancaria, lo que facilitó el esclarecimiento del suceso. Su familia se hizo cargo de los trámites del entierro, que se celebra hoy en Burgos.
Al igual que Adelardo Carazo, Enrique había sido atendido durante los últimos años por los diversos servicios sociales de la ciudad, así como por la Casa de Acogida San Vicente de Paúl y por Cáritas, donde acudió en numerosas ocasiones y donde le acompañaron en muchas otras, especialmente en los periodos de hospitalización. Según las fuentes consultadas por este periódico, estuvo a punto de superar su situación de ‘sinhogar’ pero recayó.
Desde Cáritas Burgos piden a la sociedad una reflexión conjunta  «para que estas personas no acaben en la calle y mueran en soledad y abandono» y que la colaboración ciudadana se canalice «a través de los recursos ya existentes», puesto que «la ayuda puntual que a veces se les dispensa con la mejor intención supone, la mayoría de las veces, una prolongación y permanencia de las situaciones que le llevan a la exclusión», afirma la organización en su web. «Que en 2012 aumente el compromiso de las instituciones y el nuestro en el ejercicio de la caridad con los más necesitados», termina el comunicado.

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